CB Clavijo-ADT Tarragona (86-78). Criticando al líder invicto

Aprovechando la ventaja del poder escribir (esta ocasión) sin horarios de cierre y pudiendo reposar las ideas, me animo a subirme, por una vez, al carro de contracorriente que enfatice el lado crítico (desde el cariño, claro está) hacia el Clavijo. Porque el barco lógico habla de la quinta victoria consecutiva en liga (esta vez ante un rival de los duros) y de un equipo invicto y que comparte liderato, además de ser de largo el máximo anotador de la categoría, con 94 puntos por partido, después de nada menos que cinco jornadas. Pero además de todo lo bueno (mucho) que se dio en la victoria ayer ante el ADT Tarragona, también hubo unos cuantos malos detalles (ojo, es una opinión personal, nada más). Lo bueno es que parece que son más defectos propios y, por tanto, corregibles, que provocados por el rival; eso sí, prácticamente repetidos en cada partido, antes minimizados por victorias abultadas, ayer por ejemplo, aflorados en un choque apretado. En todo caso, prefiero empezar por ahí:

1. La defensa: no es alumbrar nada nuevo, el propio Jesús Sala lo repite partido tras partido, pero es que ayer hubo fases de verdadero caos. Con ocho arriba en el arreón del tercer cuarto, el ADT igualó enfilando tres triples consecutivos desde el lateral, y los tres idénticos: el tirador, más solo que la una, en el mismo lado... y aún tirarían otros dos en las mismas condiciones, que afortunadamente no entraron. Hubo más: los catalanes meterían no menos de 20 puntos bajo el aro recurriendo a la trillada jugada de penetración de un pivot y balón doblado al otro que llega libre de marca, a dejar con comodidad la bandeja. Demasiado sencillo. Y lo peor es ver que en los últimos 6 minutos el Clavijo aprieta y el rival desaparece: haciendo eso mismo durante 10 minutos más, probablemente el partido habría acabado mucho antes.

2. El rebote: no es normal que un equipo como Tarragona, cuyos jugadores altos apenas sobrepasan los 2 metros, se lleve tantísimos rebotes ofensivos. Ayer de ahí salieron una cantidad demasiado elevada de puntos del rival. Al ADT se le vio más vivo en ese aspecto, acabó tirando 14 veces más a canasta que el Clavijo. Vale que apenas fue a la línea de tiros libres, pero el dato es ilustrativo.

3. Las pérdidas: la estadística dice que 14, demasiadas. De ellas salieron otros 20 puntos del rival, tranquilamente. Hagan cuentas: entre pérdidas, triples sin defensor y la jugadita de marras entre los dos pivots, el ADT anotó más de 50 puntos.

4. Los vaivenes: un poco, consecuencia de la suma de todo lo anterior. No quería, pero para ilustrarlo a grandes rasgos, me viene a la cabeza la comparación con el Huesca del año pasado. El Clavijo tiene de ellos que cuando pega el arreón, mete 20 puntos en 5 minutos (ayer lo hizo, de hecho), pero falla la otra parte: tras los arreones, los oscenses generalmente administraban la ventaja adquirida y anclaban el partido en ella... hasta el siguiente arreón, en el que mataban del todo al rival. En el Clavijo, tras el arreón en cambio, llegan bajones considerables en los que el rival recupera el terreno perdido. No ya ayer, basta recordar que los 'flojos' Lan Mobel y Santurtzi remontaron desventajas de diez o más puntos en al menos un par de ocasiones antes de dejarse ir del todo.

5. El ritmo: quizá el aspecto más suscrito al partido de ayer. El ADT planteó sólo un par de variantes, que le sirvieron de mucho: que Witt no subiera nunca el balón, y vigilancia extrema sobre Swanston. En el balance anotador no se notó tanto, porque aparecieron los Sidao, Mesa y Suárez para compensarlo, virtud de equipo. Pero el ritmo sí se resintió, la mayor parte del partido se jugó al ritmo que buscó el ADT (que por cierto también corría lo suyo), y no sería de extrañar que tales estrategias se repitan más adelante.

Y vale ya de quejarse. La lectura positiva es precisamente tener la madurez de sacar adelante un partido en el que se juntan varios de estos problemas. El año pasado también se arrasó a los rivales más flojos, pero luego no se sacaban adelante muchos partidos comprometidos. Éste, las dos últimas victorias ante Ávila y ADT dicen mucho a favor sobre que la historia ha cambiado. El sábado el Clavijo viaja a Tijola y a continuación (tras descansar), recibirá al Andorra: a diferencia del año pasado, irá de entrada a ambos frentes con todas las sensaciones de poder hacer algo muy serio. Y más allá, si corrigen poco a poco estos detalles, las esperanzas para esta temporada son muchas. El resumen consiste en homogeneizar la defensa y asegurar el rebote, porque el tema anotador, estén más o menos acertados, parece ya una garantía llena de variantes.

PD: Enhorabuena a Juan Herrero por su partido 200 en la categoría, que cumplió ayer.

ESTADÍSTICAS:

CB Clavijo: Swanston (12), Matt Witt (13), Borja Arévalo (5), David Mesa (15), Sidnei de Santana (19), cinco inicial; Alfredo Ott (2), Chufi Rodríguez (6), Roberto Molina, Juan Herrero (2), Quique Suárez (12).

ADT Tarragona: Óscar Andrés (8), Jordi Bataller (7), Leroy Cage (2), Stribling (16), Xavier Guirao (13), cinco inicial; Jose Antonio Marco (5), Marc Chaves, Eduard Riu (10), David Viñas (9), Aramburu (8).

Parciales: 22-23, 20-22 (42-45, al descanso), 25-23 (67-68), 19-10 (86-78, final).

El crack: le tocaba ya aparecer en Logroño. Sidao de Santana estuvo ayer más dominador que nunca y reventó el partido con 19 puntos y 10 rebotes en apenas 25 minutos. Sin problemas de faltas y cercano físicamente al 100%, es casi imparable en esta categoría. Ayer, a falta de acierto exterior, apareció él para asegurar la pintura, y también para enchufar los tiros libres en los momentos calientes. Impagable la ayuda de Mesa (15+6), y los buenos minutos de refresco, otra vez, de Chufi. Sin olvidar, eso sí, que los últimos balones fueron todos para Suárez.

La revelación: Sin peso anotador, Alfredo Ott condicionó el partido desde su papel defensor, incrementado varios puntos. El mejor de largo en una parcela en la que el equipo no estuvo bien a nivel global. Con él en pista, el Clavijo estuvo siempre más tranquilo atrás y los exteriores del ADT vivieron peor. Para mí, una lástima que jugara sólo 17 minutos.

El bluff: Una vez más cuesta señalar a alguien cuando las virtudes y errores han sido principalmente globables de todo el equipo. Por estadística esta vez le toca a Roberto Molina: todo a cero. En cinco minutos que tuvo, no tiró, no asistió, no reboteó, no robó balones, pero tampoco hizo faltas, ni perdió balones, ni erró pases. Es decir, números correctos del trabajador oscuro, pero desde fuera se percibe que quizá denotan cierta falta de confianza dentro de la buena actitud. Puede incrementar sus prestaciones porque nivel tiene de sobra.

(foto: elcorreo.com)