Santurtzi- CB Clavijo (58-71). Exhibición de madurez contra la subversión del guión propio

Probablemente, la mejor noche de viernes para ese grupo de locos que deciden meterse 300 kilómetros de viaje nocturno entre pecho y espalda para ir a un campo ajeno a berrear en favor de su equipo. Carretera en buena compañía, cafecito/cerveza anterior y cenita posterior, y esa importante victoria a domicilio por medio. Y aún lo mejor de ello, el impacto de que a una semana de la Copa, en el mismo día del gatillazo andorrano en Galicia, el Clavijo trae de vuelta una de sus mejores versiones de toda la temporada para volver a ser líder único.

Puede resultar raro decir esto último, máxime a la vista de un partido donde el guión habitual riojano se fue más que nunca al garete: en el mismo partido encontramos cosas como que el Clavijo hizo su anotación más baja de la temporada (71), y que sus dos máximos anotadores (Witt-Swanston) hacen apenas 13 puntos entre ambos (promedian 30 por noche) y se cascan un ¡1/14! en triples; también un importante descalabro desde el triple (5/23), la valoración general más baja del año (58) o las diez faltas personales cometidas más que el rival. Todo fuera del guión, salvo el hecho fundamental de que el equipo cerró uno de sus partidos más serios del año, una victoria desde el trabajo defensivo de alto nivel y un estudiado rigor táctico.

Queda por tanto ese regusto agradable, más después de la extraña derrota en Azpeitia y la sosa victoria ante Coruña hace una semana. En su tercer partido de 2011, el Clavijo exhibió la madurez de sobreponerse por sí mismo a una cancha temible y una coyuntura muy inhabitual, que empieza en el hecho de que la frescura ofensiva que ha sido su argumento principal anda algo enquistada en los últimos tiempos. Por esto, esta vez en la retina no quedan los errores sino imágenes como los problemas de la estrella local Mikel Úriz hasta para subir la bola ante la presión asfixiante de los Arévalo, Molina y Ott; la incapacidad de las torres vizcaínas para sacar ventaja (en ambas zonas) frente a un tipo 15 centímetros más bajo (Mesa); y la única delicatessen ofensiva de toda la noche, ese alley hoop liberador de Swanston tras la última gran defensa culminada con robo, que ilustraba una labrada victoria.

Visto de fuera parece más fácil de lo que tuvo que ser. En realidad, el Santurtzi sólo tuvo su momento en el primer cuarto, cuando un parcial de 9-0 revertía un buen inicio visitante (13-12). En ese momento, Úriz dirigía y anotaba con comodidad y Leichtweis dominaba la zona, mientras el Clavijo no afinaba su puntería y Swanston y Witt se precipitaban. Salió Suárez del banco para aliarse con Ott y anunciar que la noche iba a ser para él (15-17).

Las armas locales poco a poco se iban difuminando, empezaba el festival defensivo. En el inicio del segundo parcial, tuvo que ser un inhabitual como Whitis el que metía dos enormes canastas, mientras Leichtweis se clavaba en los 11 puntos, con Sidao y sus dos faltas mirando desde el banco, para devolver la igualdad (19-20). Enfrente, los grandes minutos de Arévalo, el trabajo de Ott y Chufi, y un Suárez anotando de todos los colores para abrir las distancias. El Clavijo abrió una trabajada distancia hasta un 23-35 (minuto 18), que no pudo ampliar por sus posteriores errores en ataque.

El éxito posterior en la segunda parte vino desde la incapacidad de hacer crecer la renta (ya se ha dicho que no fue un buen día en ataque), que a su vez llevó al rigor para mantenerla: en los últimos 20 minutos el Clavijo nunca se fue más allá de los 15 puntos, pero a la vez tampoco concedió ninguna racha a su rival, basándose en un compromiso defensivo colectivo en el que jugadores como Witt y Swanston también aportaban un punto de más. Yendo aún más a lo concreto, el otro gran referente ofensivo del Santurtzi, el alero David Reichel, no estrenó anotación hasta el último cuarto (venía de meterle 28 puntos a Tijola), lo mismo que Tomas Hampl, que tuvo que irse hasta la línea de triple (por cierto, el único que anotó su equipo en todo el partido) para abrir su cuenta.

El Clavijo se resumió en toda esa fase a un constante goteo anotador. Grandes canastas de Mesa, Suárez y Sidao en momentos claves para mantener las distancias; también esa extraña percepción, quizá una realidad distorsionada (dada la dinámica habitual), de que los árbitros esta vez echaron algunos cables. El gran argumento fue sujetar bien sujeto al rival. Lo mejor del tercer cuarto fueron esos 3 minutos y 17 segundos de oro que dio Molina terminando de acosar a un Úriz que nunca disfrutó sobre la cancha, perdido entre férreos marcajes y cuidadas variantes tácticas.

El otro momentazo fue en el último cuarto, el alley hoop de Witt que Swanston machacaba en una contra brillante tras robo defensivo, que apuntillaba a un Santurtzi roto; la única exquisitez riojana del partido como símbolo liberador que culminaba todo el duro trabajo previo (47-61, minuto 34). Pudo rematar Suárez con un triple en la siguiente posesión, pero esta vez no entró; y a continuación un 2+1 de Reichel parecía querer devolver tensión al partido (50-61). No fue tal.

Lo vieron en la grada los jugadores del Bilbao Basket Kostas Vaseliaidis y Aaron Jackson, este último seguramente de visita a su amigo Kyle Swanston. El Clavijo no les brindó sus habituales pasajes de juego para la galería, pero sí la sobria seriedad que también argumenta un liderato, y que resulta más vital que nunca en una de esas canchas que se atragantan en un día de despiste. De hecho, Azpeitia queda a apenas dos semanas en el pasado; y en el presente, a unos cientos de kilómetros al oeste, Andorra caía inesperadamente ante el Leyma Coruña, lo que de paso da su verdadero valor a la victoria riojana la pasada semana contra los gallegos, un tanto relativizada desde los medios (empezando por este blog). Contra sus niveles más bajos de anotación, hablamos a la vez de una media de 59,5 puntos recibidos por el Clavijo en sus dos últimas victorias.

Por tanto, empieza la cuenta atrás para la Copa, y el líder ya ha dicho que llegará a la cita avanzando en su madurez. Así da gusto hacer viajes express.

ESTADÍSTICA:

Santurtzi: Úriz(12), Sánchez(7), Reichel(7), Leichtweis(13) y Hampl (7)-cinco inicial- Casado (1), Calbarro (7), Edu Hernández y Whitis (4).

CB Clavijo: Witt (7), Ott (11), Swanston (6), Mesa (13) y Sidao(10) -cinco inicial- Arévalo(1), Suárez(19), Molina, Chufi (2) y Herrero(2).

El crack: por su trabajo en ambas zonas y, más allá, por ser casi el único con clarividencia ofensiva durante todo el partido, Quique Suárez (19 puntos) fue el guía del equipo durante muchas fases, bien atinando desde el triple o bien con penetraciones, justo en el día en el que los habituales anotadores no tuvieron sus momentos.

La revelación: los escasos números estadísticos que suele hacer Alfredo Ott ocultan en ocasiones el gran trabajo oscuro que hace para el equipo. Contra el Santurtzi no sólo no hizo ese trabajo multiplicado (enorme su defensa sobre Mikel Úriz) sino que además lo acompañó de unos notables 11 puntos y 6 rebotes.

El bluff: igual que la semana pasada metimos un poco a todo el equipo en este saco, ésta es todo lo contrario. Nadie merece quedar aquí porque todos estuvieron excepcionales y mentalizados para sacar adelante un trabajado partido.

(foto: elcorreo.com)