CB Clavijo-River Andorra (90-81). A falta de una

Todos los partidos de una serie de 'play off' tienen su lógica clave particular. La del tercero, cuando la serie llega en empate, importa un pelín más al equipo que hace de local: ganar le abre resolver la serie en casa, a un único partido; perder le deja en una dificil situación, con el visitante relajado para el cuarto, sabedor de que tendría un quinto en su feudo. Hoja de doble filo. El Caja Rioja se ganó ayer en el parqué ante Andorra, no sin mucho trabajo, la cara buena de dicha hoja, y pone la serie franca a sus intereses, de cara a resolverla mañana de nuevo en El Palacio (17.15). Lo hizo en un partido bonito para ver y disfrutar; intenso, vibrante, y lleno de alternativas para ambos equipos. El público logroñés respondía, además, en aceptable número y mejor actitud, a la llamada de su equipo.

Dos claves marcaban la previa y lo que va de serie. Por un lado, el dominio interior de un Edward Santana espectacular, frente al fino punto de mira del triplista Roger Fornás. Por otro, el duelo de cañoneros exteriores, Pigram contra Holmes, dos jugadores de corte similar: el andorrano decidió el primer choque con sus 25 puntos; el riojano, el segundo con su triple al límite. En este tercero, en cambio, ambos desaparecieron de la contienda (5 puntos cada uno), pero emergió uno que llevaba una serie horrible: Alfredo Ott estaba de vuelta para secar al propio Pigram y lanzar al Caja Rioja con sus puntos.

Fue uno de los puntos decisivos que explican, hablando en lo individual, la necesaria victoria del Caja Rioja ayer. En lo colectivo, el equipo se demostró a sí mismo, una vez más, que cuando aprieta atrás, todo lo demás fluye. Sus peores momentos en el partido coincidieron miméticamente con sus bajones de tensión atrás y, lo peor, los inesperados problemas para cerrar el rebote. El River Andorra, por su lado, quizá esbozó sus primeros síntomas de agotamiento en una serie a la que ha llegado con lo justo. Aún sin Matalí y con Wolfram a cuentagotas, los del Principado tiraron de Pigram, Fornás y Zamora para marcar distancias de inicio, ante un Caja Rioja que lamentaba sus pérdidas en ataque.

El dominio de Santana, inmenso en toda la serie, ayudaba a la primera ventaja local (17-16, minuto 7), rápidamente sofocada (17-22) por los de Julbe. El histórico técnico andorrano, una vez más, escuchó de su banquillo que ha dado un paso adelante en este momento decisivo: secundarios como Galera y Núñez sostenían en el marcador a su equipo en el arranque del segundo cuarto, inmerso en un festival de triples en el que apareció un renacido Ott (tres, para 11 puntos en tres minutos). Los riojanos no saldrían, sin embargo, a la larga bien parados. Una de esas fases de defensa intermitente se compaginó con la deriva del ritmo del partido hacia el descontrol, algo donde no están cómodos. Andorra aprovechó la inercia para abrir su máxima renta de +7 (29-36, minuto 15).

La aparición de Busciglio fue la otra gran clave. Sala tiene la fortuna de que casi siempre, uno de sus dos directores (o los dos), están enchufados. Ayer era el turno del argentino, que volvió a ser el de sus mejores tiempos, anotando y marcando el ritmo del partido (44-42, minuto 18). La vuelta de vestuarios dio paso a un partido aún más vibrante, de máxima igualdad. Pena que ahí se subieran al carro de la tensión los 'colegiados', unos señores a los que únicamente se les ruega que se reubiquen en una categoría más acorde a su nivel: los partidos de recreo en el patio del cole. O mejor no, porque los niños dejarán de jugar al baloncesto. Ayer, en la segunda parte hubo largas fases en las que salían a falta pitada por cada posesión en la zona riojana, y Sala, por supuesto, también se llevó lo suyo.

Con todo, precisamente el Andorra evidenció su decaimiento en el hecho de alimentarse principalmente de tiros libres en el último cuarto. En éste, al fin y tras algunos intentos fallidos, entre Santana y Busciglio abrían el hueco definitivo, un 10-1 que pasaba de un 68-67 a un 78-68, a sólo cuatro minutos del final. El daño estaba consumado, pese al ligero suspense al final, con varios fallos desde la línea de 4,60. Queda rematar mañana, sólo uno más para el pase a semifinales, donde esperarán Huesca o Alaior (que ganó ayer también). Desde luego, no será fácil.

(foto: rioja2.com)

LA ESTADÍSTICA:

Caja Rioja: Mediano (8), Arévalo, Holmes (5), Santana (18), Sidao (10), cinco inicial, Busciglio (15), Ott (16), Carreto (5), Quique Suárez (13), Chufi Rodríguez y Herrero.

River Andorra: Zamora (19), Pigram (5), Drame (9), Fornás (15), Casals (10), cinco inicial, Galera (6), Wolfram (6), Bottiroli y Núñez (11).

Parciales: 17-22, 27-23 (44-45, al descanso), 17-15, 29-21.

El crack: Alfredo Ott llevaba una serie con valoración negativa en los dos primeros partidos, y malas sensaciones. Ayer enchufó tres triples consecutivos nada más entrar. Acabó con 16 puntos en 27 minutos, y el mejor intangible posible: secó al artillero visitante Pigram. No le anduvieron a la zaga Edward Santana (18+7), inmenso durante toda la serie y asumiendo tiros calientes; ni Busciglio, gran director ayer.