Clavijo- Santurtzi (98-62) ¡¡40 minutos al fin!!

Antes de nada, disculpas porque con los líos laborales y demás, he mantenido un tanto desatendido el blog esta semana. Al menos, sí saqué un rato para acercarme, como siempre, al Palacio, a ver una nueva y aparentemente sencilla victoria del Clavijo, en otra de esas tardes con muchas sensaciones repetidas, y también alguna novedosa.

Quizá el partido podía tener un trasfondo de revancha por la bochornosa derrota en la jornada inaugural ante el Santurtzi. Tras lo visto en Logroño, ese revanchismo, a ojos del espectador se convirtió en gran incredulidad de ver que un equipo como éste ganara al Clavijo en su cancha. El partido, una vez más, no tuvo historia, aunque a eso también ayudaron, bien es cierto, las circunstancias: los vascos llegaron sin su killer exterior, Marcos Casado, y lo que es peor, sin su referente interior, Tomas Hampl, ambos lesionados. Además, a las primeras de cambio perdían al que era el sustituto de este último, Unai Calbarro. Así que demasiado plantar cara sin que te la partan cuando tus argumentos en el juego interior son los 197 centímetros de Iván González, los 199 de Chris Owens y los 196 del junior Bahillo. Probablemente, si le hubiesen metido más balones a los 216 centímetros de Sidao, éste podría haber acabado tranquilamente el partido con 30 ó 35 puntos en el zurrón. Ni él ni Edward Santana tendrán un partido tan plácido como éste en mucho tiempo.

Así que con los Santana en versión afro y circulando por autopista a velocidad de crucero, el Santurtzi iba a aguantar en el partido lo que su acierto desde el perímetro. Eso le duró un cuarto, el primero, sostenido por el excelente Mikel Úriz (¡jugón!) y por el ex del Cajarioja Edu Hernández. Poco más se les podía pedir también, porque se presentaron como un bloque muy bien trabajado tácticamente, pero con demasiada diferencia de juventud y sobre todo, de músculo y centímetros con el rival. Ni siquiera pudieron esbozar sensación alguna de poder discutir el punt-average que traían favorable de la ida.
Así pues, tras un primer cuarto muy soso, tuvieron que ser los Chufi, Suárez, Carreto, Molina y Arévalo los que hicieron despegar a los nuestros, que pasaron rápidamente de un ajustado 22-21 a un 38-25. Así que todo igual a otros domingos de esta temporada, en un pabellón por cierto, cada día más soso, vacío e indolente.
Lo bueno y novedoso, al menos para mí, es que al fin 'me hicieron caso'. Bueno, un servidor llevaba pidiendo hace semanas más instinto asesino al equipo, que triturara al rival herido durante los 40 minutos, en vez de echarse a sestear en el minuto 26, cuando parece que ya ha resuelto. En realidad, sería porque Sala les apretó las tuercas para insistirles con esto mismo, o si es que ya va cobra relevancia al fin la cuestión de la diferencia de puntos en la tabla, pero el caso es que el equipo regaló al fin al Palacio sus primeros 40 minutos de instinto en toda la temporada.

En definitiva, para la noche de ayer, el principal valor práctico es la sensación final del trabajo bien hecho del todo, no sólo a medias. Pero de cara a lo que viene, puede servir de alguna forma también como un golpe de efecto, un aviso serio a los rivales de que sus partidos pueden ser un sufrimiento de 40 largos minutos, no un parto prematuro y rápido. Y la verdad es que el Clavijo tiene capacidad de sobra para dar unos cuantos golpes de efecto en este final de segunda vuelta. Honestamente, no es prepotencia, sino realidad: en este grupo no hay ni un Cáceres, ni un Palencia, ni un Vic, ni un Axarquía este año. Y por cierto, todos los que tienen que venir aún por aquí (salvo Coruña), ya dimos buena cuenta de ellos en sus respectivas canchas. Arranca la segunda vuelta de este grupo, y yo ya pienso que ésta debe acabar con el Palacio invicto. Los viajes que quedan sí los veo algo más comprometidos, aunque me extrañaría lo suyo que equipos como Rosalía, Navarra o Prat nos ganaran, después de lo que nos mostraron aquí.

La verdad, sigo pensando que lo peor está por llegar, en la segunda fase. Aunque entonces volverá Mediano, será primavera y se podría desear que el público se acercara un poquito más a animar, como hace todos los años en cuanto sale el sol. Curioso este equipo, en definitiva: cada vez apunta más alto, y cada vez somos menos los que lo comprobamos en vivo.

Las estadísticas (completas, aquí):

Cajarioja 98 (21+19+24+34): Busciglio (5), Ott (13), Holmes (14), Santana (14), Sidao (16) -cinco inicial- Suárez (5), Molina (5), Arévalo (11), Carreto (9), Herrero (1), Chufi (5)

Santurtzi (20+7+19+16): Úriz (21), Torres (6), Hernández (9), Owens (6), Calbarro (5) -cinco inicial- Savitski (7), Gómez (-), Bahillo (-), González (8), Garzón (-)

Mi crack: Para mí, Ibón Carreto, porque personificó la novedosa buena actitud del equipo en la recta final con el partido, pese a estar todo decidido. Perdió un balón tonto, y tras recibir un broncón de Sala, enchufó dos triples con decisión. Eso es lo que se pide. También él necesitaba un partido así, como por cierto, lo necesitaba Holmes, que combatió sus erráticos porcentajes de lanzamiento de los últimos partidos con decisión para seguir tirando, hasta que acabó metiéndolas.

Mi sorpresa: ya no lo son, desde luego, pero media un mundo de los Molina y Arévalo que vimos al principio de la temporada, con éstos que inician la segunda vuelta. Mucho más seguros y afianzados, juegan con desparpajo y se atreven a buscarse sus propios tiros. Tras dos partidos alternando el protagonismo de uno y otro tras Busciglio, ayer Sala optó por la decisión salomónica de poner a ambos al mismo tiempo. Señal de que se lo están poniendo dificil. Buena señal.

Mi bluff: Es imposible señalar a nadie con el dedo en un partido en el que el equipo ha ganado de 36. Imposible. Quizá Suárez estuvo algo más apagado de lo normal pero... ¿y qué?

(foto: rioja2.com)