CB Clavijo- Promobys Tíjola (91-85). Todos los ingredientes para el espectáculo del basket

A estas alturas de película, y más después de lo de ayer, lo primero que se le viene a uno a la cabeza (seguramente movido por la emoción) es que cada vez se hace más complicado pensar en el año próximo jugando en LEB Plata después de todo lo que se va haciendo en el presente. Hablamos de cosas como el haber ganado ocho de los diez partidos fuera de casa, entre ellos haber tumbado canchas tradicionalmente adversas como Prat, Santurtzi, Plasencia (ésta ya no tanto) o Coruña; o no haber hecho el indio como era costumbre durante determinadas fases del año (Azpeitia sería la única y puntual muesca cercana a ese estado), por no hablar de hechos como las 17 jornadas en lo más alto, el jugarte la Copa en casa a cara o cruz a domicilio y ganar de 16, o ya el ganarla, y más untando por segunda vez al gran rival por el ascenso en un Palacio idílico.

Desde luego, lo del domingo ante Tíjola viene a ser el último detalle logrado hasta la fecha: cepillarse a la gran bestia negra de los últimos tiempos en un partidazo, con remontada final incluida. Cabe recordar, antes de seguir, que un vistazo a las crónicas del Clavijo-Tíjola del año pasado nos colocaban con un 51-57 para Tíjola a eso de mediados del tercer cuarto, tras parcial demoledor de 0-7... y ahí se acabó el partido para el Clavijo. ¿Encuentran las siete diferencias?
Desde luego que esto ni es ni pretende ser una forma de presión, un brindis al sol, o algo por el estilo. Simplemente es constatar, y especialmente poner en valor, la enorme suma de elementos que se ha logrado para dar como resultado la actual situación del equipo, y sirva a la vez como acicate ante la calentita realidad inmediata que queda de aquí a mayo. Vamos, que aún queda sufrir porque amenazan rivales igual de capacitados para ese ascenso directo, aunque también tenemos el consuelo de que, de los aspirantes a subir, todos tendrán que pasarlo un poquito peor que el Clavijo: además de mantener una primera plaza a final de temporada, antes tienen que conseguirla. Es la otra parte que ha cambiado: acabó el síndrome histórico de la existencia año tras año de dos o tres equipos netamente superiores.

Los mejores ingredientes posibles

Del partido de Tíjola se pueden decir muchas cosas, pero al menos para un servidor quedará en la hemeroteca mental de los partidos más vibrantes que ha disfrutado a este equipo. Lo del domingo, ante todo, reunió en los mejores ingredientes posibles que demanda tanto un aficionado al baloncesto de calidad, como el seguidor pasional. Por ahí se entremezclan el baloncesto vivo y dinámico, de ida y vuelta, de dos equipazos con estilos vistosos y espectaculares; los duelos anotadores, los elevados aciertos individuales, la batalla táctica, la puesta al límite de un equipo y su posterior remontada épica; por supuesto ese final de infarto y para los de aquí, el quedarnos con la victoria final. Un espectáculo vibrante para sufrirlo como aficionado y gozarlo a la vez como seguidor del puro baloncesto.

Los detalles salpicaron desde el salto inicial: Jesús Sala metía en su quinteto a Borja Arévalo como perseguidor de ese Víctor Pérez tan tradicionalmente dado a hacernos destrozos, Antonio Herrera respondía con David Ortega en el suyo, uno de esos jugadores que no encajan en ninguna zona del campo y en todas a la vez, una variante de las que descuadra el orden rival. También metiendo a Rufián a los cinco segundos.
El arranque marcó la inercia de una primera parte trepidante, en la que un parcial de 11-0, con triples de Arévalo, Witt y Swanston lanzaba al Clavijo a su primera ventaja (14-7, minuto 4). Tíjola no iba a bajarse del carro tan pronto, entre Ortega y Matemalas se mantenía en la pomada, siempre a una prudente distancia (28-23, minuto 10). Por medio, los detalles se iban esparciendo: los locales iban cerrando el perímetro rival y los visitantes traían bien estudiadas las formas de suministro a Sidao.
La irrupción del tremendo Fede Bavosi, con varias canastas a 4-5 metros del aro, equilibraba el partido en el arranque del segundo cuarto (28-28, minuto 12), aunque el Clavijo aportaba coherencia a su equilibrio de rotación con el refresco de Ott y Suárez, inmenso y valiente el madrileño en ambas canastas (43-39, minuto 15). A cambio, Tíjola abrió otra vía de escape en la pintura riojana, donde McDade y Maglisceau comenzaron a moverse mucho más cómodos ante Herrero y Chufi, especialmente en el dominio de segundas opciones. Nada cambió en la evolución del electrónico hasta el descanso, previa escena de sucesión de tiempos muertos a 2 segundos de la mitad, despedida de una primera parte donde nada quedó a la casualidad (51-47).

Balón doblado y canasta bajo tablero 

Las sensaciones al intermedio eran buenas, probablemente para ambos, aunque quizá el Clavijo había gozado de un punto más de fluidez ofensiva y desarrollo de variantes. Con todo, y como suele ocurrir en partidos de tanto acierto (Clavijo 61% en tiros de 2 y 50% en triples; Tíjola 51,7% y 57,1%), pesa la duda sobre la caída del que pierda finura atacante. Lo que sucedió sin embargo fue mucho peor para los intereres locales: la  pájara del tercer cuarto queda para el análisis técnico, pero desde fuera al menos uno se quedó con las cuatro primeras canastas tijoleñas, todas idénticas, pase doblado en la pintura para canasta sencilla de McDade bajo tablero. Entre eso y un par de bombazos de Matemalas y Ortega, los almerienses ponían de un plumazo diez arriba (53-63, minuto 23), tras parcial de 2-16.
Los sucesos atrás hicieron daño arriba, en un ataque riojano ahora colapsado entre malas selecciones de tiro y errores en el pase, mientras Promobys mejoraba en confort y hasta dejaba en anécdota la cuarta falta de unos flojos Víctor Pérez y James Keefe. La reconstrucción fue paulatina, y empezó por los cimientos defensivos en ese tercer cuarto: Sala recurrió a la fórmula de los cuatro pequeños y eso frenó la sangría tijoleña, también perdonada por sí sola desde el tiro libre. En ataque, salvo un triple de Witt desde la esquina, el resto de la producción del tercer cuarto quedó acotada a la línea de personal.

Aun con ello, el Clavijo acortó a poco el último cuarto (62-67), pero se encontró con el último estirón visitante, tras triple de Ortega (62-72, minuto 31). Aun con ello, las sensaciones terminaron de cambiar a partir de ahí: Sala hizo la última y se jugó el último cartucho dejando a Witt y Swanston a bajar revoluciones en el banco, y con Arévalo, Ott y Suárez por fuera; y ahí emergió la casta local. Lo de Arévalo, llanamente no tiene nombre, haciendo de sexto hombre a su manera, aún cuando Herrera le había estudiado su habitual puerta atrás. Y nunca los puntos del escolta canadiense pesaron tanto: esta vez fue él el que anotó las claves que devolvían pulsaciones al Clavijo. Redondeó la técnica al visitante Parejo, Sidao falló los dos tiros libres pero Alfredo clavó en la consiguiente posesión el triple que despertó a un pabellón entero (69-72). Y hablando de la técnica, no la vi, pero de nuevo me quedó una leve sensación de un arbitraje con el viento algo favorable en toda la tarde, quizá la falta de costumbre, quizá el hecho de que arbitran al líder y éste se ha granjeado definitivamente el respeto que antes no tenía. La escalada acabó de la mejor manera: un mate brutal de Sidao y los brazos en alto para levantar el Palacio, que aún disfrutó con otra contra de un reseteado Witt: parcial de 13-0 y tres arriba (75-72, minuto 36).

La escena rememoró otras parecidas de esta temporada, aunque esta vez hubo un cambio sustancial: Tíjola, que quizá lo vio ganado demasiado pronto, no se iba a irse ahora del partido tan fácilmente. Un tiro libre de Maglisceau y dos canastas de McDade devolvían a los almerienses al frente (75-77), y era entonces el turno de Swanston con un gran triple (78-77, minuto 38). No podía faltar a la cita Bavosi, que ponía la última ventaja tijoleña (80-81), entrando en el último minuto. Esos últimos 60 segundos fueron eternos: Witt anotó uno y falló el segundo pero apareció Mesa para rebotear y anotar una canasta de coraje (83-81). Luego Bavosi sólo anotó uno y Tíjola erró su siguiente posesión; mientras Sidao y Ott anotaron unos tiros libres ardiendo (87-82), a sólo 14 segundos. ¿Resuelto? Un palmeo de McDade al segundo tiro libre visitante insuflaba el último soplo de vida andaluza (87-82). Pero Suárez volvió a no fallar y el último robo de Witt a Rufián reventó el Palacio. 

ESTADÍSTICAS

Knet La Rioja-Baloncesto Clavijo: Kyle Swanston (13), Borja Arévalo (4), David Mesa (11), Matt Witt (20) y Sidao de Santana (14) –quinteto inicial- Alfredo Ott (9), Chufi Rodríguez (3), Roberto Molina, Juan Herrero (2) y Quique Suárez (15).

CB Promobys BS Hoteles: Fede Bavosi (16), Víctor Pérez (3), Iván Matemalas (22), David Ortega (11), Ryan McDade (18) –quinteto inicial-. Rafa Rufián (3), James Keefe, Miguel Molina, Luis Parejo (2) y Nick Maglisceau (7).